Al salir a la calle Marta comprobó que ya no
llovía, pensó irónicamente que ya se habrían secado las nubes cuando la
tormenta la sorprendió camino de su cita con Ricardo, en una cafetería al lado
de su portal, estaba tan mojada que tuvieron que subir a su casa para secarse y
él le prestó ropa suya para cambiarse; le quedaba enorme pero les resultaba graciosa la imagen
que el espejo les devolvía de ese nuevo look.
Era tarde
cuando Ricardo la acompañó a la puerta para despedirse.
--¿No te sientes varonil dentro de mis
pantalones? Ricardo sonreía con ese gesto tan peculiar que ponía cuando sus
palabras ansiaban ir más allá.
Entre ellos solo existía una larga amistad,
el tiempo suficiente como para conocer todas sus frases, pero él siempre conseguía
sorprenderla.
--Si, y me gusta. Le devolvió la sonrisa mientras
pulsaba el botón del ascensor.
--Mmmm… piensa que ahí dentro estuve yo.
Y Marta empezó a pensar, dejó volar su
imaginación justo al interior de esos pantalones que ahora mismo llevaba
puestos. Le hizo un guiño aprobatorio y un gesto con la mano que se
interpretaba como “¡genial!”. Ricardo cerró la puerta con la certeza de que
esta vez sí que había conseguido avivar el interés de su querida y deseada amiga.
Marta lavó y plancho la ropa prestada y a la
semana siguiente llamó a la puerta de Ricardo.
--Muchas gracias Marta pero no eran necesarias tantas molestias, me
hubiera encantado que mi ropa oliera a ti.
--Puedo hacer desaparecer todo rastro de mí
en tus prendas, pero nunca podré borrar de tu mente que ahí dentro también
estuve yo…
¡Cierto!
29 comentarios:
Muy cierto, cuando algo se instala en la mente es difícil que desaparezca.
Muy bueno!!!
Cariños....
Lo que ha sido visto (aunque sea mentalmente) ya no puede ser des-visto... ;-)
Lo que grabamos en nuestra mente, jamas se olvida.
Buen relato.
Un abrazo.
hola. antes que nada te agradezco por agregarte y opinar en mi blog que bien que fueron de tu agrado lo que ahi publico, y pues eh observado tu blog y se me hace interesante las lecturas que ahi publicas, felicidades, estamos en contacto saludos por alla....
Ostras, qué juego de seducción más chulo; me lo voy a apuntar para poner en práctica, jajajaja.
¡Qué pillina! Te has quedado con Georges Clooney para dar un toque de glamour extremo a tu blog... Hmmm, ¡qué hombre, hija de mi vida!
Fantástica como siempre, querida Campo. Me ha encantado la sutileza de este juego que hoy nos propones.
Felicidades, guapetona.
Un beso muy grande.
Esa mente que deja grabado en nuestro interior momentos inolvidables y encerrada nuestra esencia en ellos.
Precioso Relato.
Un abrazo.
Que fina eres y que me encanta eso de ti. El juego de la seducción va más allá de nuestra piel y se queda mejor instalado. Precioso Campo, que me gusta como te llama la también fantástica como tú Towanda.
Muchos besos y muy feliz domingo.
Campoazul me ha gustado mucho este juego que sobrepasa la amistad, "sabores compartidos"
Un beso,
La mente graba los recuerdos para tenerlos siempre ahí y cuando nos viene la nostalgia llegan de golpe a nuestra mirada para volar entre ellos y acurrucarnos en su esencia.
Precioso relato, Campoazul, es un placer siempre leerte.
Un besazo.
Vuelvo porque estaba empeñada en encontrar a Geoger Clooney y si,jajaja, ya lo vi.
Besitos preciosa.
Capoazul, hermoso juego de a dos donde tal vez haya un empate, y puedan compartir una misma vida.
Un abrazo.
Hola Campoazul!!!
Nuestra imaginación aviva nuestra mente y va más allá...jaja, seguro que a Ricardo no se le olvida ;).
Muy buena historia, me ha encantado cariño!
Un besito guapa!!
PD.Ay...cómo está George!!!!!me lo pido para Reyes, jaja!!!
Seguro que esto acaba con los dos sin ningún tipo de prenda encima...
Un beso.
Me ha encantado.
Lo comparto en la Fan Page de Observando Cine.
Saludos
David
¡Hola Campoazul!
Me ha encantado este corto: un relato con un juego de palabras de lo más seductor e insinuante... entre esos dos, Ricardo y Marta.
Gracias por compartir tus bonitas letras. Ha sido un placer.
Te dejo mi gratitud y estima siempre.
Un abrazo y feliz semana.
Que lindo eso de intercambiar ropa, de recordar lo que llevabamos puesto mejor que la fecha en que sucedió.
Saludos :)
El "olor" que queda dentro de la mente es el que nunca puede borrarse (ni siquiera con el mejor detergente).
Besitos
Tiempo atrás -no tanto en realidad- usaron mi polera. Cuando regresó a mi cuerpo, el aroma de su piel traspasó mis células. No lavé esa prenda, la reservé por un tiempo. De alguna forma cuando olía su fragancia, retornaba a una habitación extraviada de un Motel...
Besos Campoazul
Curioso el talento para describir el intercambio de sensaciones entre estos personajes.
Besos mientras tirita la noche.
Por supuesto, muchos recuerdos no pueden ser borrados y si hemos sido protagonistas de ellos, el propietario de esos recuerdos, siempre nos llevará dentro de él
Impresionante sus escritos, la imagen original.
Saludos desde Abstracción texto y Reflexión
Hola, Campoazul
Nunca lo había pensado, jajaajaja. Si es que para algunas cosas soy una ingenua o es que tampoco me he visto en la misma situación.
Me ha gustado el relato y ese final, es estupendo.
Besotes.
GENIAL, SORPRENDES!!!
BESOS
Oye, ese de la farola no es el Clunie ese...
No se... No se...
Uhmmmmmmm
Buena historia, amiga... Eso pasa siempre con las mujeres, que nos teneis comido el coco a los hombres...
Entre las mujeres y los gatos, estamos perdidos...
Je,je,je
Un abrazo, y feliz fin de semana, amiga
Produce cierta emoción compartir prendas con personas del otro sexo. Buen tema para un relato.
Feliz fin de semana.
Un beso.
Curioso pero sinceramente grato, sentirse otro y compartir su enfoque, visto desde fuera, en principio.
Otra ropa, otra forma, pero que muy bueno.
Besos
En efecto, de la mente no se borra nunca nada, salvo que lleguemos a esa terrible enfermedad que no quiero nombrar.
Me encanta el relato, como siempre, pero es que es verdad, no te miento. Tienes magia, amiga. Cuídala :o)
Hay quien deja huella,
y si es bella...
no digo más.
Besos.
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