La meta.

Había llegado a la meta y con sorpresa descubrió que en el pódium solo estaba él.

 Intentaba recordar en donde su camino se había torcido. Siempre le había resultado difícil seguir las reglas impuestas, para ser sincero consigo mismo, jamás las había seguido, si quería algo lo tomaba sin preguntarse si tendría dueño y cuando ya no lo necesitaba simplemente se deshacía del estorbo. Una vida en la que se había sentido seguro… ¡hasta ahora!

Miraba a su alrededor y tenía la sensación de que el mundo se había quedado vacío,  en lo que su vista alcanzaba no veía más que la nada…, y se preguntaba  si era paz o soledad…
Cansado y solo…, sin nadie a quien sujetarse se rindió, con la espalda apoyada en la nada se fue deslizando hasta fundirse con la arena.
Era una situación tan estúpida. Él siempre había sido el mejor en todo…, ganando todos los maratones de la vida sin mirar atrás… ¡jamás se había parado por nadie! Egoísta y solitario se había labrado una vida llena de objetos de valor y vacía de sentimientos, nadie le quería y tampoco le importaba, porque solo era autosuficiencia lo que de su persona fluía.

Ahora, en este preciso instante deseó con fuerzas tener una mano amiga… ¡demasiado tarde! En su afán de amasar posición y triunfos las había seccionado todas.