Me mirabas a mí.

No podía distinguir si era desdén o interés lo que por ella sentía.
A veces notaba su mirada clavada, pero no acertaba a descifrarla, no le resultaba comprensible que mientras con otras hablaba y disfrutaba la observara a ella tan minuciosamente…, a cada minuto de todas las horas que pasaban en aquel despacho.
…un día tropezaron en una esquina del pasillo, otra le rozo el pelo apenas un segundo al saludarla, otra la miro tan intensamente que casi la traspasa…, y sin embargo todo seguía igual…, ella sola y el pasando el tiempo con las demás…
Su cabeza estallaba y su corazón le sugería que se moviera, que no podía continuar con semejante duda, sobre todo porque se había dado cuenta de que le amaba…, sin pretenderlo. ¡Incomprensible!, no le convenía para nada amar a alguien que de tanto moverse mareaba…
Ese día le vio llegar…, el pasillo era largo y su cabreo infinito, de modo que con la tranquilidad de no tener nada que perder, al llegar a su altura se paro…, le sujeto un brazo con un suave roce, ¡él se quedo clavado!, ¡no esperaba tal osadía…! la miro a los ojos fijamente y ella le soltó una bofetada tal que resonó en el vacio pasillo…
Soltó su brazo y sin mediar palabra ni mover un solo musculo de su cara se sintió la reina de la valentía, siguió su camino hacia su diminuto rincón, que hoy le parecía un inmenso despacho con ventanales a la liberación de sentimientos. Sus labios tenían una ligera sonrisa de dignidad y su mente estaba libre de complejos…, se sentía feliz, ¡estaba feliz!
En el café de las once su visión de la película paso de drama a cómica, cuando le vio en una esquina hablando con sus compañeros tratando de explicarles que la mano que tenia marcada en su mejilla era una reacción del marisco que había cenado anoche…,( ninguna mujer alrededor)¡parecía que el principito tenia algunos problemas de credibilidad!.
Los días pasaron y fueron muy distintos a los anteriores, el con sus compañeros y ellas enfurruñadas por tal incomprensible comportamiento…
El destino hizo que les mandaran juntos a cubrir un reportaje al Continente Africano. Todo fue sobre ruedas hasta que jugando a ser valientes se abrazaron sin más intención que demostrarle el uno al otro que no sentirían nada…, pero el sentimiento va por libre y decidió hacerles vivir en sus corazones un infinito bienestar, mientras el no la soltaba ella no quería que la soltara, así se quedaron, sin contar el tiempo, sin desear moverse…., cuando se sintieron una sola persona, se besaron…
Y así se supone que siguen ya que nadie les ha vuelto a ver…
En la redacción unos jefes cabreados los maldicen, unos compañeros los envidian y unas súper-guapas se preguntan cómo es posible…