Grandes ventanales.

Sus sueños nunca habían sido muy convencionales, pero últimamente uno era objeto de reflexión. ¡Le parecía un poco extraño lo que estaba metido en su cabeza hacia meses…, o tal vez años!

No podía recordar cuándo fue la primera vez, pero en principio no llamo su atención soñar con un apartamento nuevo…, aunque ya tenía uno y recién estrenado, incluso elegido por ella…, en definitiva: precioso.

Pasaron tal vez meses y otra noche más se encontraba en el mismo apartamento…, y esta vez pensó, que era de tontos tener algo tan deseado y no vivir en el, lo recorrió y dedicó que tendría que limpiarlo pues todavía estaba con el polvo que dejan las obras.

El día la hacía olvidar…, y los siguientes ni acordarse de su deseo nocturno.

Otra noche…, ella pasaba por la calle y se acordó de su precioso apartamento, y que no había ido a limpiar, ¡que dejadez! ¡Vendría...! ahora sabia que vendría, pero antes subiría a ver si estaba todo en condiciones…, hacia tanto que no entraba!! Abrió la puerta y entro, olía a cerrado… ¡normal!, y se prometió que esta vez sí vendría a sacar ese polvillo que empezaba a estar pegado y los grandes ventanales del salón ya estaban con el tonillo blanquecino, ¡¡que lastima!! Era lo que más le gustaba…, el salón con sus grandes ventanales, de hecho toda la pared frontal eran cristales ligeramente ovalados, ¡¡le encantaban!! Vendría a vivir en ese apartamento, lo tenía más que decidido, esta vez no se olvidaría…

Ya lo recordaba de día, y lo contaba…, e incluso les explicaba la calle y la zona…, ninguna de sus amistades se extrañaban, pues estaban acostumbrados a sus sueños, para ser sinceros les entusiasmaban.

Más meses y otra noche más pasaba por la zona y decidió subir a su querido apartamento, maldiciéndose a sí misma por olvidarse de ir a vivir allí ¡¡si además la última vez que allí estuvo había llevado una planta para asegurarse de volver…! ¡Ni así…., era algo inexplicable!

Entro, el olor a cerrado se hizo más evidente que nunca, el papel de la pared estaba descorchado… ¡Imperdonable! ¡Había dejado estropearse una ilusión…! fue directa al salón…, en el centro había una butaca de cara a los grandes ventanales…, no recordaba haberla llevado pero estaba allí, se acerco…, y se quedo paralizada…

¡¡Ella estaba allí sentada ¡! Con la medalla de su madre y el anillo que su abuela le había regalado un día…, estaba allí, desnuda mirando hacia los ventanales. ¡Ni por un instante pensó que algún día ella se había sentado desnuda…! pero no recordaba cuando se había sentado y el tiempo que todo lo transforma la había cambiado por completo…, incluso le había puesto una gran sonrisa, pero no le gusto…

¡Nunca le habían gustado las sonrisas de las calaveras!