La lechera.

            
                    Seguimos “remodelando” los cuentos de antes, divertida iniciativa de MEN…

“Querida dueña y señora, he de decirte que ya he pensado en mi futuro como te he prometido, ahora que ya no tengo dudas tu serás la primera en conocer mis proyectos y comprobaras que no he dejado nada al azar porque a partir de ahora todo tendrá su justa medida.

En primer lugar me casare con Kitty, la adoro desde el día en que me has presentado y ella siente lo mismo, pues conmigo se ha quedado. Tendremos tres preciosos hijos, dos hembras y un varón, mi querida señora quiero que sepas que una de las hembras será idéntica a ti, es mi manera de agradecerte tus desvelos por mi, la otra será dulce como mi amada y el varón naturalmente será como yo pero con los ojitos de mi idolatrada Kitty y poseerá tu léxico; ellos serán únicos, emergiendo así una nueva especie.

Continuaremos en tu casa, no podríamos dejarte en esta mansión sola y desamparada para que algún tunante viniera a incomodarte, tú nos cuidaras y yo no permitiré que nadie se acerque a ti con maliciosas intenciones.

…Querida dueña y señora, no sé porque me estas mirando tan raro… ¿¿¿¿……????”

--Oye que he de colgar el teléfono. Es que estoy alucinando con mi perro, lleva un buen rato mirándome y haciendo gestos… ¡como si me estuviera hablando! …Será porque esta mañana le regañe… ¿Qué porque? Pues porque últimamente se le da por hacer cosas sin ningún sentido, igual la bronca le hizo recapacitar.



“¡¡Mierda!! ¡Me había olvidado de que soy un perro  y Kitty una muñeca! Nada, ni hijos exclusivos, ni proyectos, nada de nada. ¡¡Las cuentas de la lechera!! Para una vez que tengo sueños de futuro…


En fin, yo a lo mio, ladrar y rascarme…”