La casa de las sombras.

¡Las sentía dentro! Intentaba pensar que era un desajuste cualquiera, pero le resultaba imposible…, ni fuerzas le quedaban para contradecir lo que desde hacía un tiempo era tan real

.Ellas se habían instalado en su vida y se paseaban por sus entrañas sin miramientos. Ese nefasto día en que despistada había dejado los recuerdos sin protección, y esas sombras del pasado la invadieron. 

Pero ahora ya casi no le atormentaban, tal vez solo cuando le resultaba imposible dejar de llorar o cuando sus ojos lo veían todo negro aun cuando la cegaba la luz del sol. No le gustaban esos sentimientos del revés…, se sentía desnuda por dentro cuando sin pretenderlo se encontraba en medio de esos momentos tan íntimos que solo ella y él habían vivido en la vieja casa abandonada, a escondidas, a solas… ¡sin más testigos que sus deseos!

Pero el fatídico día en que su amado le rompió la nariz de su puñetazo también se rompió la magia y lo planeó todo.

 Le miró por última vez en el fondo del oscuro sótano y se alejó de esa puerta, mientras escuchaba su voz como otras veces prometiéndole que jamás volvería a hacerlo pero que le dejara salir.

¡Ya no le creía!, solo eran promesas gastadas repetidas una y otra vez, de modo que ahogó esos gritos en su propio llanto, cerró la puerta con llave y salió tan sigilosa como había entrado…, de vuelta a su vida tiró la llave al matorral y tachó lo doliente de su pensamiento.

…y ahora no comprendía porque esas desagradables sombras insistían en recordarle lo que ya hacía tanto había olvidado…