Una rosa cada día.

…Y hoy al abrir su puerta advirtió en el suelo una hoja de papel de color azul con una rosa serigrafíada en rojo suave y un “¿Me invitas a un café?”…

Su corazón latía a un ritmo no muy recomendado para su salud, sin embargo era música para el alma; la tomó con una emotiva sonrisa, cerró la puerta y con la hoja de papel entre sus manos y el corazón se dirigió al salón…, se sentó y así permaneció un rato soñando con él, ¡porque esa nota era de él! Ya no tenía dudas…

Las dudas se habían quedado en el rellano de este edificio antiguo con aire señorial al que se había trasladado un día. Los de la mudanza le habían dejado todos sus enseres en su nueva residencia… ¡y al ordenar había de más…! ¿Cómo era posible? Pues ella misma había supervisado toda la mudanza y además su antigua casa estaba en medio de la nada, imposible cualquier confusión…

 

Un antiquísimo y cuidado escritorio y ropa de hombre se encontraban entre sus pertenencias sin explicación alguna. Había hablado con los de la mudanza y le habían confirmado lo que ella ya sabía pues había venido detrás del furgón.

 De modo que guardó aquellas ropas en aquel escritorio y lo puso en una habitación… ¡Tenia que reconocer que le encantaba ese mueble! El misterio lo hacía aun más hermoso.

A partir de ese día todo cambiaría en su vida, ya no estaba sola “alguien la acompañaba y la mimaba” continuamente…

Ese mismo día había encontró una rosa en el buzón.

 Cada día una rosa la estaba esperando y sin apenas darse cuenta se había acostumbrado a encontrarla.

Una tarde una vecina le había contado que hacía unos años en esa casa vivía un padre con su hijo, cuando el padre falleció el hijo vendió el apartamento y jamás supo nada mas de él…

Esa mañana bajaba las escaleras distraída cuando sintió unos ojos clavados en ella, alzó la vista y él estaba allí…, en el rellano, las miradas se reconocieron y se saludaron.

¡Supo que era él! ¡Por fin le había conocido…! Su dulce mirada la había enamorado y la rosa en la mano delatado. 

No existen las casualidades. Ella eligió su apartamento porque de algún modo sabía que él estaría allí…

¡Y él sabía que un día ella vendría a su añorado hogar!