Sin miedo.

 Siempre había caminado sobre el mismo puente…, largo, estrecho, oscuro y sin baranda, por debajo habitaba la incomprensión, por encima la incredulidad y a los lados la nada…, donde el aire soplaba con desespero y aun así no conseguía derrumbarla; el lastre con el que viajaba era demasiado pesado, ni la fuerza de los huracanes en el camino hallados habían conseguido lanzarla al vacio.

…Pero hoy se estaba alejando de todas las culpabilidades, reproches y un sinfín de lágrimas escondidas, causadas por aquella mirada que tanto la atormentaba…

El último paso del puente fue el principio de su nueva existencia. Ya a salvo, miró el camino andado…, sin fardo que arrastrar se sintió ligera y sus ojos brillaban con la luz de un futuro sereno, ¡sería así! Su mente no soportaría mas tormento, ahora estaba libre de esas cadenas…, por fin había encontrado la llave que de ellas la libraron, siempre estuvo cerca, pero el destino había querido que las palabras no se encontraran para unir sus fuerzas, pues esa llave necesitaba girar con su misma desesperación, porque hoy habían descubierto que eran víctimas del mismo grillete. Justas habían vencido.

 

…Sus pies se movieron con dirección a la libertad, ni se volvió cuando escucho un gran estruendo.

El puente del temor se había derrumbado por falta de miedos y cadenas al que sujetarse…