Inventando vidas.

Había llegado pronto, estaba nervioso y dudaba si quedarse o no. Le había mentido tanto que ya no distinguía entre la verdad y “su verdad”.

Meses habían pasado ya desde la primera llamada en su trabajo de soporte técnico. Ella había llamado, él le había dicho que se llamaba Manuel y que resolvería todas sus dudas…, ella le bombardeó a preguntas pero Manuel tenia tablas y se las resolvió con amabilidad y rapidez, hay que reconocer que la había impresionado. 

Las siguientes llamadas nada tuvieron que ver con la tecnología…, sus conversaciones eran cada vez mas fluidas y amenas, a Manuel le parecía una mujer extraordinaria e inteligente, lo que hacía que se sintiera insignificante y se inventó una vida para ella…

Fue Raquel la que le pidió una cita, le apetecía poner cara a esa voz y Manuel aceptó… ¡y se encontró mentido en el mar de mentiras que durante meses le vendiera como reales! Pero deseaba conocerla… era como una Diosa en sus sueños. 

¡Le pediría perdón! Pero no sabía por dónde empezar…, si lo único que cierto era su nombre y que llevaría para su cita un ramo de margaritas blancas…

Absorto en sus pensamiento no se percató de que una persona con ojos de sorpresa se le acercaba de frente… 

Se supone que su encuentro era con un chico de 25 años, alto, moreno y un ramo de margaritas, pero…, no era lo que veían sus ojos, ¡se paró al llegar a su altura! Parecía que no iba a ser la única en dar explicaciones…

Manuel levantó la vista y la clavó en un transexual de casi de dos metros, con una inmensa melena rubia y unos inmensos pechos….¡¡¡Vaya!!!. Casi se cae del taburete del susto…, de no ser porque Raquel con la rapidez de un rayo lo sujetó por la solapa de la cazadora y lo volvió a colocar en el asiento…

--¡¡No me habías dicho que eras transexual…!! Protestó Manuel.

--¡¡¡Ni tú que eras un metro treinta!!!... ¿Algún problema…? 

--No, no…, claro que no. ¿Cenamos?

--¡Claro que sí!, como habíamos planeamos…