Casualidades oportunas.

El ocaso avanzaba y ella con el. Después de dejar atrás el primer paso de peatones se paró en el segundo en medio del gentío, hacía frío y se frotó las manos, al tiempo que miraba al frente… ¡tarda en ponerse en verde! Pensó.  Pero no llegó a ver la luz del semáforo, porque una figura se interpuso en su objetivo, se fijó mas, no podía distinguir bien su cara, la luz no era mucha y la impresión demasiada…, sus ojos no se pudieron despegar de sus ojos durante unos intensos segundos. Descartó al momento lo que rondaba por su cabeza pues sin duda se estaba equivocando…

Con el semáforo en verde y la cabeza en el estrarradio terrestre avanzaba decidida pero casi tropieza con alguien…, al levantar la vista vio su cara muy cerca, y sus ojos le decían claramente que “él no estaba tropezando por descuido”, escucho en su cabeza como  los suyos les contestaba “no esperaba menos de ti ”. …

En todo el buscado enredo la sujetó ligeramente por los hombros y le pidió perdón por” la torpeza”, ella le prometió el perdón parcial con un par de cafés.

--¿Y para el total? Pregunto él con interés.

--Después del café lo negociamos, como antaño…