Una linda sonrisa.

No sé por dónde empezar… ¡quiero contaros tantas cosas de ella….!

Ella es preciosa, buena, cariñosa y dulce como sus caricias y sus besos, su voz es envolvente como el murmullo del agua en una pequeña cascada, cuando ella me habla me quedo como hipnotizado mirándola no puedo apartar mis ojos de sus ojos, su brillo me embruja y solo deseo mirarla y que me mire, sus caricias son capaces de curar mis heridas y de quitar el más feroz de mis miedos…, ella es genial porque es mi mama.

Me llamo Yoel, tengo nueve meses y soy el ser más feliz del mundo porque en él está mi mama, que me quiere como a nadie y yo a ella…, y se lo digo todos los días ¡y me entiende! La verdad que nos entendemos a la perfección, de momento no hablamos el mismo idioma pero no importa, nos comunicamos a diario sin problemas…

Lo reconozco, la tengo caladita…, sé como pedirle lo que quiero en todo momento, aunque ella lo sabe de antemano, conoce todas mis necesidades y nunca se olvida de que voy a tener hambre o que tengo que dormir…, sabe todos mis deseos; me encanta, claro que he de decir que yo también me sé los suyos…, se cuando necesita mimos porque se siente un poco sola, a pesar de que está rodeada de cariño y mi amor incondicional, es en esos momentos en los que yo tengo que agudizar el ingenio y hacerla que se olvide del mundo…, ¡me resulta fácil! Una sonrisa y su cara se ilumina…, si además va acompañada de carcajadas…¡¡se olvida incluso del Universo!! Que fácil me resulta que mi mama este feliz….

No echo en falta nada…, porque lo tengo todo, nunca me habla de mi papa, pero la verdad que no me importa, soy pequeño para entender las cosas de los mayores, y tampoco sabría qué hacer con mas amor a mi alrededor, tengo todo el que necesito, en mi corazón no hay más espacio pues todo lo ocupa mi mama…; a veces se que piensa que es una pena que alguien tan especial como yo no tenga a su lado un papa como la mayoría de los bebes, pero no sé cómo explicarle que no me hace falta, que ella lo es todo en mi vida; algún día se lo diré…, ¡cuando hable se lo diré…!, y nunca más estará triste por ese motivo; ahora lo único que puedo hacer es poner cara de draculilla, ¡¡que se parte!! ¡Pero mira que le hace gracia…! Con lo sencillo que me resulta, también le pongo morritos cuando la noto preocupada porque tiene que ir a trabajar y dejarme cuando estoy malito, se va más tranquila, porque ese gesto significa “estoy bien, tranquila”, y así se le pasa mejor el día hasta que está de vuelta conmigo.

Gracias mama, por ser mí mama…