Veinte años después.

Después de veinte años la casualidad hizo que se encontraran…, el tiempo pasa y crea historias, que como buenos amigos de Instituto hoy querían contarse…

Quedaron para comer ese mismo día, apuraron comida y vivencias, ¡demasiadas y poco tiempo disponible!, de modo que para continuar disfrutando de buenos recuerdos, Pedro invito a Juan a pasar un fin de semana en su casa de campo y así le presentaría a su mujer y a su hija…

¿Mujer…, hija? Juan estaba confundido, pues desde parvularios al Instituto era sabido que a Pedro le gustaban más los Marianos que las Marías… ¡en fin! No le quitaría el sueño pero sí le había sorprendido.

…Y llego, después de dos horas de camino por fin estaba enfrente de la mansión de Pedro, ¡sin exagerar!, eso que estaba viendo era una mansión, ¡si, le había ido muy bien! Y gano muchos más puntos cuando por la puerta salieron a recibirle también su mujer (¡y qué mujer!) y su hermosa hija, una joven preciosa que sin duda había heredado la belleza de su madre… y el apellido de su padre.

Bonita velada evocando anécdotas; miradas intensas las de su esposa hacia él y risitas insinuantes las de su hija… ¡el día sin duda era extraño. El calor intenso de la tarde hacia imposible resistirse a la siesta…, y eso hicieron.

Con la ventana abierta y por encima de la cama Juan dormía plácidamente cuando una mano sobre su pecho le despertó sobresaltado… ¡imposible asimilar lo que estaba pasando!! La mujer de Pedro estaba allí, a su vera…, cubriendo su cuerpo con seda y su cara con una sonrisa traviesa…, ¡¡Juan no daba crédito, el marido y la hija estaban prácticamente al lado!! ¡¡Pero por otra parte pensó…!! Ese es su problema…

Tenía la cabeza un poco desajustada por lo del día anterior, aunque no debería darle tanta importancia al fin ambos eran ya mayorcitos para saber lo que hacían y de todos modos ya no se volverían a ver en un año, ya que su amigo había insistido que cada año en agosto se reunirían para no volver a perder el contacto. Un año es muy largo y se olvidan muchas cosas. Ya más tranquilo entro en la habitación de la hija de ambos para despedirse, la hora de partir se acercaba, sorprendido y sin saber como reaccionar se quedo cuando en vez de un abrazo y dos besos se encontró con una caricia en la nuca y un solo beso…, pero en la boca.

Ya estaba tambaleando su promesa de volver cuando emocionado Pedro apareció por la puerta y le dio un emotivo abrazo y casi con lágrimas en los ojos le rogó que no se olvidara de su promesa…, Juan al ver que su afecto era sincero le juro que jamás la rompería, y…¡¡se quedo de piedra cuando noto la mano de Pedro deslizarse suavemente por su espalda…, y una ligera pero firme presión en su trasero!!

¡¡Si, fijo que se volverían a ver!! ¡Pero en el infierno! Que en esa casa estaban todos locos…, o tenían un grave problema o… ¡el problema lo tenía él…!

¡¿A caso era tan irresistible…?!