Un jardín contigo.

En un precioso jardín rodeada de flores de todas las especies con miles de colores, vivía su tristeza una hermosa margarita, que lloraba de noche su pena cuando las demás dormían para que no vieran sus lágrimas resbalar por sus pétalos. De mañana pese a su dolor interior sonreía a las demás y se mostraba tal y como era, dulce, buena y llena de amor que alguien no supo valorar…, su amor sincero solo era para un joven jardinero que un día decidió amarla y tuvo su ilusión y su corazón en sus manos; pero la mentira y el engaño pululaba por doquier, mientras la margarita era completamente feliz, el que le juro amor decidió que habiendo mas flores en el jardín no era cuestión de adular solo a una, y así se lo hizo saber…

¡Que dolor tan grande cuando desconsiderado se paseaba delante de ella luciendo sonrisa con otra! Y la buena de la flor que un día confió en su amado jardinero hoy le tiene que ver tonteando con todas sin poder hacer nada pues sus raíces no le permiten desplazarse a otro jardín.

Algunos la comprenden y le aconsejan olvidar…¡¡que tontería!! No se puede arrancar del corazón a alguien que ya habían echado raíces en el.

Otros no entienden su pesar y ni siquiera saben que las gotas que ven en sus pétalos cada mañana no son rocío sino lágrimas…

Al lado un sauce llorón la mira y le duelen sus lágrimas, quisiera cambiárselas por sonrisas…, pero por mucho que lo intenta no es posible, pues los desamores solo los sufren quienes sienten amor…, y el sauce que tan acostumbrado esta a llorar no soporta el dolor de su querida margarita que siendo tan solo una semilla creció a su vera, y él la cuido dándole sombra si sentía calor, parando el aire si era excesivo, dejando pasar las gotas de lluvia necesarias para que regara sus raíces y ahora apenas podía soportar su ahogado llanto…

Una noche la margarita ya no lloro, el sauce sonrió y feliz apartó un poco sus ramas para que pasaran unos rayos de sol que vieron como se desperezaban las flores del jardín…, y se fijo en una en particular, ¡era tan dulce! Le pareció hermosa y pensó que no debería estar tan sola, de modo que decidió remediarlo…

En un banco no muy lejano se encontraba un joven leyendo a la sombra de un ciprés, el sol decidió enviar sus rayos con todo su calor de modo que el joven tuvo que buscar otra sombra acogedora…, ¡justo debajo del sauce! al lado de la solitaria margarita, que al verle sonrió…

¡¡Que casualidad que esa fuese la única sombra del jardín!!