Complicado día.

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Era un mal día, nada más levantarse lo había intuido…, tropezar con la pared del pasillo no le dio buena espina; se había despertado torpe y con las endorfinas por los mismísimos suelos…, ¡¡y sin darse cuenta las había pisado!!
Café, necesitaba café!! No hay…, se había olvidado de comprarlo la tarde anterior…¡¡Mierda!!
Una ducha rápida y se tomaría tres en la cafetería de enfrente,¡…si, era lo mejor!
¡…No había agua caliente!... A estas alturas ya no distinguía si este día había amanecido para sumarse a los demás en el calendario o para llevarle la contraria…
La ducha de agua fría la había espabilado y cabreado..., bueno al menos había conseguido realizar algo. Bajó al bar, a esas horas no había nadie ni nada, a excepción de que en la barra lucian unas espléndidas y variadas tazas vacías de restos de un café reseco y los ceniceros llenos de colillas…, el camarero estaba a su bola…, leyendo el periódico, ¡no! Estaba leyendo los anuncios de contactos…! Haciendo caso omiso de su presencia. Las ganas de estamparle un cenicero lleno a la cabeza se las reprimió a ciencia cierta de que se quedaría sin sus anhelados cafés…!
En el trabajo todo fue bien hasta el punto justo de empezar a trabajar…! ¡¡Cruel no poder contestar a preguntas necias!! ¡¡Duro tener que sonreír cuando lo que apetece es enseñarles los dientes y morderles la yugular…! ¡¡Paciencia!!... Pero sin saber en qué momento se terminará y dará paso a las contestaciones sin censuras y sin pensar en las consecuencias que ello producirá.
Histérica a punto de una o dos taquicardias termina la jornada laboral, decide que necesita un respiro, y se va a tomar una cañita y descargar adrenalina con el camarero de turno que escuchaba atento…,¡ no a lo que decía sino al generoso escote…!, la verdad es que no le importó en absoluto, ella hablaba y el miraba, ¡todos contentos! Cada uno se consuela con lo que necesita…
Más relajada de vuelta a su casa, le llaman la atención los coches de policías parados enfrente al portal de su apartamento…, pero tampoco le importa mucho, bueno, más bien no le importa nada.
De hielo se quedó, cuando al llegar a la planta cuarta descubre que su puerta está destrozada…, dos policías uno a cada lado la escoltaban con una actitud amenazadora a todo el que se acercara o simplemente les mirara… ¡¡no daba crédito!!
Pestañeo varias veces antes de comprender bien lo que estaba viendo…
¡y preguntó…!
…Y ahora se encontraba en la comisaría respondiendo a preguntas que eran incompresibles para ella…, pues una simple secretaria no entendía los términos de la fabricación de bombas nuclearas, ni conocía a nadie en ninguna Central Intelligence Agency.….