Mi mundo por ti.

Cada tarde la veía…, sola, sentada en la arena viendo la vida pasar…
Cada día la espera del siguiente se le antojaba eterno, ansiaba que la noche pasara deprisa y llegara el nuevo día, para tomar esa cerveza con sabor a nostalgia en el chiringuito de playa. Ella sentada en la misma posición…, mirando al mar o al infinito, no podía imaginar sus sentimientos pero le inspiraban una ternura inusitada en él, deseaba saber que ansiaba para poder dárselo unido a su cariño, con un tierno abrazo para acompañarla en su aparente soledad.
Pasaban las semanas y el aire de la oficina estaba cada vez mas viciado, necesitaba respirar la brisa marina que la rodeaba, necesitaba de su luz al anochecer.
…y se decidió!!
Pasear por la orilla le pareció la forma más acertada de acercarse a ella…, de ver su rostro, de intentar saludarla… ¡pánico sentía!...de ser un intruso en su mundo.
A medida que se iba aproximando su corazón se aceleraba tanto que temió asustarla con sus ruidosos latidos…, paró un momento mirando al mar… ¡increíble! ¡Que contradicción…! el mar sereno y seguro de sí mismo, y él hecho un manojo de nervios esperando tan solo una mirada suya….
Llegaba y sentía un dulce perfume que no supo comparar con nada conocido…, una bella melodía que no pudo apreciar de donde salía, lo inundaba todo,…sin saber cómo, la felicidad y la paz se estaban apoderando de él.
¡Curioso…! a medida que anochecía ella brillaba mas. Llegó a su altura, ella alzó la vista y el pudo ver unos preciosos ojos marrones, sus largas pestañas casi se mecían con la suave brisa, la gran sonrisa que le dedicó no supo describirla…, porque ella era indescriptible.
Esa noche por primera vez en muchos días durmió y soñó cuentos de hadas donde el principio y el final era bello, porque los protagonistas siempre eran ellos dos, bailaban con música de violines y se besaban a la luz de la luna en esa playa de ensueño…
…Despertó!, temió que todo hubiera sido un sueño. El día fue extremadamente largo y doloroso, se hacía eterno…, pero las 7 llegaron, la jornada laboral acabó y tomó el camino hacia donde esperaba su princesa de largas pestañas negras…
Allí estaba, como todas las tardes, pero ahora quería pensar que era porque le esperaba a él…
Llegó a su altura…, de nuevo ella le miró y le sonrió, pero hoy él se percató de que unas cuantas lágrimas rodaban por sus mejillas hasta perderse en la fina arena; en sus manos sostenía una gran caracola de suaves colores y rodeada de corales…; no supo que decir ni que hacer…, siguió su camino pensando en que posiblemente ella querría intimidad.
La tarde siguiente fue mortal ¡ella no estaba! Su aroma y la música si permanecían en ese espacio de arena…, incluso la caracola estaba allí
¡Pero ella no!
Creyó morirse y se dejó caer donde tantos días ella había permanecido sentada…, y la vio…la nota decía:” no te pude esperar más, mi tiempo en la playa era limitado, tantos días mirándome y yo deseándote, dos sonrisas y muchas lagrimas son lo único que he conseguido darte, cuando lo que deseaba era que me llevaras contigo…., a tu mundo real”.
En la mitad de la noche y a través de un manto de lágrimas que nublaban su vista creyó ver una sirena que desde el mar le saludaba, con unos preciosos ojos marrones y una bella sonrisa….