Compartiendo vidas.

Llevaba un tiempo observando que cada vez había más gente parecida a ella, la misma manera de pensar, de hacer las cosas…
Al principio pensaba que eran imaginaciones suyas y que a medida que se hacía mayor se iba amoldando a las personas de su entorno, era bastante lógico…, al vivir siempre en el mismo barrio se acaba siendo parte de su historia y sus costumbres.
Decidió dejar de pensar en bobadas sin ningún sentido y acordó que el problema era que tenía demasiado tiempo libre y la cabeza le daba demasiadas vueltas a su infinita imaginación. Se matriculó en una escuela de pintura…, siempre fue una de sus pasiones…y así también estaría ocupada…
Ya desde el primer día de clase fue una gozada, se entendió perfectamente con sus compañeros y el profesor…, y el conductor de autobús y el guardia de tráfico… ¡¡Huy que mal rollo!! ¡Ya estaba otra vez con la misma historia…!
Intentando dejar de pensar en tantas similitudes decidió ir en contra de sus creencias y se comportó de manera completamente distinta a como era ella…¡¡Y todos los demás también!!
Era cansino…, y agobiante, pues ahora ya no estaba en su barrio sino en la otra punta de la ciudad.
¡¡Se decidió…!! Pidió cita a un psicólogo de renombre y que le recomendaron muy efusivamente.
La señorita que le abrió la puerta era su vivo retrato, no le dio mucha importancia porque la certeza de que su cabeza andaba a su bola cada vez era más certero… ¡esperó!...Poco…, porque la señorita la había colado delante de dos caballeros porque lo consideró oportuno…, no le llevó la contraria por estimar que llevaba toda la razón…¡¡cada vez estaba peor, pero mucho peor!!
El psicólogo por supuesto la entendió perfectamente, ¡como no!, no esperaba menos…, una por su profesión y otra porque era clavadito a ella, con la única variante de que pertenecía al género masculino…
La desesperación se volvió cachondeo y decidió reírse de la situación.
Se tiñó el pelo de azul y salió a la calle con la sonrisa a flor de piel… ¡y se rió!
¡La ciudad Pitufo le pareció un poco más divertida y el color rompía la rutina del día a día!
En la segunda consulta a su azulado psicólogo descubrió el porqué a toda aquella situación… ¡¡increíble!!
…Directa o indirectamente por las venas de todas aquellas personas circulaba su sangre…, su ADN, con todos sus defectos y virtudes…, con sus hábitos y manías.
Nada cambiaría…
¡¡ Ella no iba a dejar de ser donante por semejante pequeñez!!